VIVE PARA DEJAR UN LEGADO

  Todos venimos al mundo con un tiempo limitado, pero con la capacidad infinita de dejar huellas. Más allá de nuestras ocupaciones diarias, más allá de los logros visibles o de los títulos que podamos obtener, hay una pregunta profunda que en algún momento golpea suavemente la puerta del alma: ¿Qué quedará de mí cuando ya no esté? Este libro nace de esa pregunta. No como un motivo de tristeza o urgencia, sino como una invitación luminosa a vivir con propósito, con conciencia, con generosidad. Hablar de legado no es solo hablar de lo que se hereda, sino de lo que se transmite con el corazón: valores, amor, ideas, ejemplos, inspiración. Cada capítulo que leerás está pensado para ayudarte a reflexionar, recordar y proyectar. Aquí no importa tu edad, tu historia o tu ocupación. Todos —absolutamente todos— tenemos algo valioso que compartir, algo que puede transformar la vida de otros, incluso mucho después de que nos hayamos ido. A lo largo de estas páginas encontrarás preguntas que te...

ÉTICA SAMARITANA


En un mundo en constante cambio y con desafíos crecientes, la ética del Buen Samaritano se presenta como una guía fundamental para abordar las necesidades y sufrimientos de los demás. Inspirado por la famosa parábola bíblica, el concepto del Buen Samaritano se ha arraigado en nuestra sociedad como una referencia a aquellos que actúan de manera desinteresada y compasiva hacia aquellos que están en dificultades. Esta ética nos invita a ir más allá de nuestras preocupaciones personales y a ser conscientes de nuestro deber de ayudar a los demás.

El relato bíblico cuenta la historia de un hombre que fue asaltado y abandonado al costado del camino. Tanto un sacerdote como un levita, representantes religiosos respetados, pasaron de largo sin ofrecer ayuda. Sin embargo, un samaritano, un hombre de una etnia considerada enemiga por los judíos, se detuvo, cuidó de las heridas del hombre y lo llevó a un lugar seguro. Esta historia destaca la importancia de mostrar compasión y actuar en beneficio de los demás, incluso cuando esto suponga ir en contra de las normas establecidas.


La ética del Buen Samaritano nos insta a ser conscientes de las situaciones en las que otros necesitan ayuda y a tomar medidas para aliviar su sufrimiento. No se trata solo de actuar en momentos de crisis o emergencia, sino de cultivar una disposición constante hacia el prójimo y actuar de manera proactiva. Esto implica estar atento a las necesidades de los demás en nuestra comunidad, en nuestro entorno de trabajo y en la sociedad en general.


La ética del Buen Samaritano también desafía nuestra tendencia natural a prejuzgar a las personas según su apariencia, origen o estatus social. Al igual que el samaritano, debemos superar nuestros prejuicios y tratar a todos los seres humanos con dignidad y respeto. Esta ética nos recuerda que todos somos parte de la misma familia humana y que nuestras diferencias no deben ser barreras para mostrar compasión y ayudar cuando se nos presenta la oportunidad.


Sin embargo, la ética del Buen Samaritano no está exenta de desafíos y dilemas éticos. En ocasiones, puede surgir la pregunta de cuándo y cómo intervenir, especialmente cuando hay riesgos involucrados. Es importante considerar nuestras propias capacidades y limitaciones, y tomar decisiones informadas y responsables. La ética del Buen Samaritano no nos obliga a poner en peligro nuestras vidas o actuar más allá de nuestras posibilidades, sino a hacer lo que está a nuestro alcance para ayudar dentro de un marco razonable y seguro.


En última instancia, la ética del Buen Samaritano nos recuerda la importancia de la empatía y la solidaridad en nuestra vida cotidiana. Nos invita a ser conscientes de las necesidades de los demás y a responder con compasión y generosidad. Al practicar esta ética, no solo mejoramos la vida de los demás, sino también la nuestra propia, al experimentar un sentido de propósito y conexión con nuestra comunidad.


La Parábola del buen samaritano responde a dos  interrogantes éticos: ¿Qué es el amor y quién es mi prójimo? Nos dice que el amor es acción y que mi prójimo es todo aquel que necesite mi ayuda. Ilustra la verdad fundamental de que no es posible amar a Dios “con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” a menos que también amemos al “prójimo como a ti mismo.”


La parábola es narrada por el propio Jesús a fin de ilustrar que la caridad y la misericordia son las virtudes que guiarán a los hombres a la piedad y la santidad. Enseña también que cumplir el espíritu de la ley, el amor, es mucho más importante que cumplir la letra de la ley.






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